Es difícil sobreestimar el impacto que la inteligencia artificial tendrá en nuestras vidas. Incluso si estamos ante una burbuja, en su menor dimensión es evidente su poder transformador.
Como motor de búsqueda, para resolver todo tipo de dudas, desde bricolaje a cocina, desde asesoría legal a médica, desde asistente de programación a redactora (no en este texto, por cierto), la IA nos acompaña en el día a día laboral y personal.
Su adopción está siendo también rapidísima. En apenas 2 años hemos pasado de mirarla por encima del hombro al escepticismo y, de éste, a un uso cotidiano: de ser herramienta de programadores a compañía de los abuelos y profesor de repaso de los más pequeños. Cada día descubrimos un nuevo uso o perfil de usuario, novedades que cada vez sorprenden menos.
La última no es menor. En USA ya es posible comprar en ChatGPT (sus planes apuntan a extender más allá la funcionalidad en 2026). Con ese movimiento OpenAI continúa ampliando su rango de acción. Crecen los competidores y mercados enteros a los que amenaza. Centralizando conversaciones hasta el final del proceso de compra canibaliza el negocio de la publicidad on line, del eCommerce para terceros o el peso de los buscadores.
Los productores de bienes y servicios van a querer estar ahí
También los que vendemos o ayudamos a vender entradas lo querremos cuando nosotros mismos nos encontremos escribiendo prompts como: “Somos dos parejas y nos apetece encontrar un lugar para comer comida asiática con toques mediterráneos por menos de 30€ por persona, para antes o después ir a ver una película cómica protagonizada por personas de mi generación, sin tener que coger el coche, ¿qué nos recomiendas?” o “¿Qué conciertos de jazz puedo encontrar en los próximos fines de semana, en Madrid, si mis preferidos son Brad Meldhau o Bill Evans, y no quiero gastar más de 30 € en la entrada?” o “¿Alguna obra de teatro anunciada para los próximos 6 meses en Barcelona que sea una apuesta segura teniendo en cuenta el autor, los premios recibidos, las críticas del público en redes sociales, sabiendo que me encantan las últimas obras que han presentado la Calórica o Clara Segura?”
Va a aparecer toda una nueva disciplina, el posicionamiento en chats de IA (que en algunos foros empieza a denominarse Generative Engine Optimization). Van a ser necesarias integraciones directas o soluciones intermedias (Shopify y Etsy son los primeros eCommerce integrados, para el resto, aún limitado para USA, OpenAI facilita un formulario de petición), va a ser necesario metadocumentar más y mejor el producto y, además, hacerlo de forma amable para la máquina (con arquitecturas de página adecuadas, con párrafos autocontenidos, con metadatos especializados, y, sobretodo, con coherencia y consistencia a lo largo del tiempo). Va a ser también conveniente pensar y declarar la política de IA para la web (explicitar el uso que hacemos, pero también, indicar qué contenidos pueden o no ser indexados y usados por los modelos de IA).
Nuevas necesidades de aprendizaje y adaptación. También nuevas dudas:
¿Una IA más compleja y personalizada premiará la autenticidad en detrimento de, por ejemplo, simples palabras clave o la cantidad de clics que recibe? ¿Tendrá en cuenta perspectivas locales y nuestra forma de pensar? ¿Será sensible a ecosistemas de proximidad o añadirá todavía más sesgo de relevancia global a las búsquedas? ¿Será libre de publicidad como apunta (por no necesitarla[1]) y facilitará resultados “honestos”?
Lo que sí es seguro es que la IA va a registrar todos esos procesos de compra minuciosamente, obteniendo datos que va a explotar con complejísimos métodos estadísticos que encuentran patrones usando ordenadores de 100.000.000.000 de dólares[2]. No es nuevo, hace años que grandes corporaciones globales de tributación escasa y lejana se alimentan de nuestros datos.
En resumen, la IA va a ser como el aire que respiramos, va a estar a nuestro alrededor cambiando cómo hacemos hasta la lista de la compra. Haremos bien en pensar en cómo usarla o en cómo puede impactar en nuestra actividad, también en reflexionar sobre los retos que implica para la sociedad.
[1] No existen datos confirmados, pero los rumores y la propia IA habla de un 2% de comisión por conversión en ChatGpt. Hagan ustedes el cálculo.
[2] La anunciada inversión de Nvidia en OpenAI para construir nuevos centros de datos https://openai.com/es-ES/index/openai-nvidia-systems-partnership/