Vivimos en un contexto de infobesidad,
en el que las personas están expuestas cada día a miles de impactos informativos, notificaciones, anuncios y contenidos que compiten entre sí desde múltiples plataformas. En este mar de abundancia, captar —y sobre todo mantener— la atención y el tiempo del público se ha convertido en uno de los mayores retos para cualquier organización.
En este entorno sobresaturado,
construir relaciones es lo que nos permite permanecer en la mente de nuestros públicos
y lograr que sigan apostando por nosotros frente a tantas otras opciones disponibles. Por eso invertimos en tratarlos bien, ofrecerles la mejor experiencia posible, mejorar continuamente y mostrarnos cercanos, humanos y coherentes.
Porque lo verdaderamente decisivo ya no es solo que alguien compre, sino que elija nuestros contenidos por encima de los demás, que regrese, que se vincule, que nos considere relevantes.
Una estrategia relacional más dinámica
Hoy, las herramientas tecnológicas nos permiten dar un paso más en la forma en que entendemos y gestionamos estas relaciones. Si antes nos basábamos principalmente en los puntos de contacto físicos en nuestros espacios, ahora podemos incorporar una nueva capa de información adicional y dinámica: el comportamiento digital.
Gracias a esta nueva dimensión, ya no solo vemos quién ha comprado o asistido, sino
cómo empieza una relación, cómo evoluciona, cómo se fortalece… y cuándo empieza a debilitarse.
Y lo más importante: podemos intervenir a tiempo.
Cuando medimos el nivel de vinculación digital, podemos:
- Priorizar esfuerzos sobre quienes están más comprometidos con nuestros contenidos, no solo con nuestras ventas.
- Identificar a personas que aún no han comprado, pero muestran señales claras de interés.
- Detectar contactos que han dejado de interactuar, y actuar antes de que se desconecten por completo.
- Ajustar la frecuencia, el tono y la propuesta comunicativa según el nivel de conexión real.
¿Y cómo podemos medir este interés?
Nuestro software, CRM tekneaudience, incorpora un sistema de puntuación automatizado que asigna un valor específico a cada tipo de interacción digital: visitas repetidas a la web, envíos de formularios, aperturas de correos electrónicos, tiempo de permanencia en los contenidos, entre otros.
Gracias a este sistema podemos medir, observar y cuantificar comportamientos tanto positivos como negativos, lo que nos permite comprender en qué fase se encuentra cada persona dentro de su vínculo con nuestro proyecto.
Además, el sistema incluye penalizaciones por inactividad y un límite en la acumulación de puntos, lo que nos ayuda a valorar no solo la intensidad del engagement, sino también su recencia: es decir, saber quién está conectado ahora, no solo quién lo estuvo en el pasado.
Esta lectura continua y dinámica nos permite refinar la estrategia relacional con más capas de análisis y mayor capacidad de respuesta. Por ejemplo, podemos:
- Detectar momentos críticos de abandono (altos niveles de interés sin conversión) y activar automatizaciones similares al clásico «carrito abandonado», pero aplicadas a contenidos culturales.
- Identificar nuevos públicos con alto potencial y personalizar su primer contacto.
- Reforzar el vínculo con quienes ya están comprometidos.
- Recuperar a públicos que han comenzado a desconectarse.
En definitiva, una estrategia relacional enriquecida con esta capa de información nos permite anticiparnos, adaptarnos y acompañar mejor cada fase de la relación, construyendo vínculos duraderos y significativos en un entorno digital cada vez más cambiante.