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Nuevos formatos para los clásicos

Los pasados 12 al 15 de marzo de 2017, en el Palau de la Música Catalana, se pudo vivir lo que sin duda será uno de los acontecimientos musicales del año: la integral sinfónica de Beethoven a cargo de Gustavo Dudamel y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.

Este evento y su relevancia es destacable por sí solo, tanto por los intérpretes como por el repertorio. Pero en este artículo queremos comentar justamente uno de sus «complementos».

Los 5 conciertos para las 9 sinfonías fueron un lleno absoluto, 10.022 entradas, con 447 personas que disfrutaron la integral Beethoven-Bolivariana al completo, los cuatro días con cinco conciertos consecutivos.

Pero todos estos espectadores no fueron los únicos, ni mucho menos. Muchos otros pudimos escuchar y ver en directo el maratón Beethoven, vía streaming. Muchos todavía pueden hacerlo (hasta el 12 de abril) desde la web del Palau de la Música. Y lo podrán seguir haciendo más adelante a través del canal especializado medici.tv, excelente realizador y colaborador imprescindible de la iniciativa.

Lo veremos a través de plataformas VOD especializadas como medici.tv o el canal de Filmin dedicado a la clásica (con la colaboración de Medici por cierto) o en salas de cine como los ciclos de ópera que encontramos cada vez en más cines (y que cuenta esta temporada con óperas del Liceu, con Rigoletto justamente el 6 de abril). O directamente on line y en salas al mismo tiempo; una difusión multicanal y en paralelo que, apostaría, acabará por imponerse como la más lógica desde la óptica del usuario.

Las retransmisiones en directo de música no son nuevas. Catalunya Música y Radio Clásica de RNE hace años que lo hacen en la radio; algunos programas de las televisiones públicas también lo han hecho y lo continúan haciendo (sobre todo en época de festivales). Pero el streaming –por accesibilidad, por disponibilidad, por facilidad, por interactividad– lleva las retransmisiones a otro nivel.

Lo hablábamos en un artículo a principios de año, comentando tendencias para el sector cultural.

¿Los miles de espectadores que han visto y verán las representaciones (y en esta ocasión gratuitamente) satisfarán con la experiencia audiovisual su necesidad a un menor coste? ¿El público de las óperas en el cine sale de la platea del Liceu?  Es posible que sea así en algún caso. Si los datos te enseñan algo en cultura, es que hay gente para todo.

La pregunta correcta sería, más bien, si nos van a sacar más público del que nos darán.

Es muy razonable pensar que consumidores de fuera de Cataluña de estos conciertos en medici.tv, cuando vengan a Barcelona a hacer turismo tendrán más presente la referencia del Palau (con un 27% de públicos internacionales la temporada pasada según los datos analizados por TekneCultura 😉 ) . O que públicos cercanos hayan activado / reactivado su deseo de ir de concierto al recinto modernista después de ver las extasiadas expresiones de satisfacción del público asistente a los conciertos.

Pero más allá del simple cómputo de entradas, las sinfonías de Beethoven registradas en el Palau son un contenido que permite ampliar la comunidad del proyecto y abre la puerta a muchas oportunidades. La difusión del proyecto, de la música y de la institución llega más lejos y más allá de nuestras fronteras. Se reducen barreras y una de ellas puede ser económica. El impacto social y el retorno aumentan, los potenciales nuevos clientes crecen y las vías de generación de recursos directos e indirectos, también.

A través de múltiples pantallas y en cualquier lugar, estamos acostumbrados a recibir información / contenidos en formato audiovisual. Un factor que, en general, podemos ver acentuado en cada nueva generación. ¿Podremos relacionarnos con un proyecto cultural, con un generador de contenidos que pretenda ser relevante, si no disponemos de contenidos propios de la máxima excelencia en el formato / lenguaje estándar de comunicación? Todo nos hace pensar que en el futuro veremos muchas más experiencias similares, las retransmisiones de eventos culturales serán un nuevo y habitual formato de consumo y difusión de la cultura.

Y sí, también para el teatro. Las exitosas retransmisiones del National Theatre Live en el Temporada Alta o en los Cines Yelmo apuntan en esta dirección.

Lo más peligroso será magnificar las amenazas y no ser conscientes de las oportunidades, ponernos a la defensiva ante una derivada más de la revolución digital (leed un interesante artículo de Farhad Manjoo en el New York Times al respecto) y no entender cómo esta está llevando la creatividad, la cultura y su industria y profesionales a la edad de oro.

 

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